De alguna manera, a través de nuestras actividades en la vida, a todos nos gusta dejar una
huella en el camino. La posibilidad de hacerlo de manera pionera, dejando un viñedo
en medio del desierto se convierte en nuestro desafío.
Este vino, que aspira a ser emblemático de esta región de la Patagonia, es cobijado en
barricas de roble francés por 12 meses. Tiene la complejidad adecuada para impactar de
maneras diferentes el paladar del degustador, dejando una huella que esperemos sea
imborrable.
En varietales de Malbec y Pinot Noir y un Blend tinto, Huellas del Limay transmite la
pasión con que creamos este sueño.